Cuenta la leyenda que durante un viaje por Mississippi que realizó en 1902, el mandatario fue invitado a una cacería, en la que se rehusó a dispararle a un joven oso que sus colaboradores había atrapado y amarrado para él, diciendo que le parecía poco deportivo y cruel hacerlo. El incidente fue ampliamente comentado en los periódicos de Estados Unidos.
Morris Michtom estaba exhibiendo unos osos de peluche en el aparador de su tienda en Brooklyn, Nueva York. Después de leer la historia, decidió enviarle uno al presidente Roosvelt, junto con una carta en la que le pedía permiso de nombrarlos "Osos Teddy" en su honor. El permiso fue otorgado y los ositos fueron todo un éxito.
Cinco años después, la demanda por los animalitos de peluche era tal, que Michtom dejó su tienda para fundar la Compañía
Como dato curioso, se dice que durante la boda de la hija de Roosvelt, Alice, las mesas del banquete estuvieron decoradas con ositos Teddy.
Los osos de peluche siguen siendo uno de los juguetes favoritos de los pequeños en todo el mundo.
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